- Se
presupone la necesidad de hacer un “algo” que “debe ser hecho”.
- el “qué”
del hacer es el objeto de nuestra responsabilidad, es la exigencia de toda
profesión.
Aquí
se encuentran las tres dimensiones del fenómeno moral:
- “hacer”:
dimensión praxeológica
- “algo”:
dimensión axiológica
- “debe
ser hecho”: dimensión deontológica
Dimensión praxeológica,
Aretológica
Praxis=práctica
Areté=virtud
|
Dimensión axiológica,
Teleológica
axion=valor
telos=fin
|
Dimensión nomológica,
Deontológica
nomos=norma
deon=deber
|
Aspiración a la virtud, a la
práctica humana más excelsa.
|
El contenido del bien; la
realización del bien es la tarea
moral personal y social
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La fuerza obligatoria del deber
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Virtudes: exigen ser adquiridas
por las personas a través de la
práctica
|
Valores: ideales sociales y
culturales
|
Normas: concretan y expresan
deberes y derechos
|
Éticas aretológicas
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Éticas axiológicas
|
Éticas deontológicas
|
Según se dé más importancia a alguno de estos tres ámbitos, estaremos
clasificando las distintas teorías éticas en aretológicas, axiológicas o
deontológicas. No obstante, las tres dimensiones se dan entrelazadas: al hablar
de virtudes lo hacemos en relación al “bien”, y al hablar de normas y deberes también
lo hacemos en relación al “bien”.
La deontología profesional (los códigos éticos) debería contemplar
los tres contenidos en sus textos, para que se dé una visión completa de la
dimensión moral de esa profesión.
De todas las dimensiones, la deontológica es a la que se le da más
peso últimamente en la ética profesional. La razón es que los códigos
deontológicos son los documentos en los que los distintos colectivos
profesionales expresan su modo de entender la profesión y las grandes
aspiraciones que se proponen.
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